Los Anfibios respiran por pulmones (salvo las larvas, que lo hacen por branquias). Los pulmones consisten en dos sacos pequeños que se sitúan detrás y a ambos lados de la faringe, separados de ésta por una superficie cartilaginosa llamadaglotis. Aspiran el aire a través de las fosas nasales que comunica con la cavidad bucal, motivo por el que deben cerrar forzosamente la boca durante ese acto. También pueden recibir oxígeno a través de la piel (que carece de escamas y está muy vascularizada), contribuyendo a la función respiratoria de manera importante.
En la anatomía interna de los Anfibios se distingue un esqueleto en cuyas extremidades aparecen varios segmentos óseos, con adaptaciones para la locomoción en el medio terrestre. Las extremidades anteriores poseen tres segmentos: el húmero; el radio-cubital (dos huesos fusionados); y el tercero compuesto por una serie de huesos carpianos, metacarpianos y falanges de cinco dedos. Las extremidades posteriores se distribuyen en número y forma similar: el fémur; el tibio-peroneo (dos huesos fusionados); y el conjunto de tarsianos, metatarsianos y las falanges de los cinco dedos del pie. Es de destacar que este esquema de extremidades básico se repite en el resto de vertebrados, tanto reptiles, como aves y mamíferos, salvo algunas modificaciones de adaptación a los distintos tipos de locomoción.
El aparato circulatorio de los Anfibios presenta un corazón con un ventrículo y una aurícula dividida en dos cavidades por lo que, en comparación con los peces, se mejora la separación de la sangre arterial y venosa.
El sisma nervioso de los Anfibios, aunque con escasos cambios, si está muy mejorado en lo que respecta a los órganos sensitivos. Por ejemplo, se aprecia por primera vez una capacidad para captar sonidos, al aparecer un hueso en el oído medio llamado columela, apoyado en la membrana del tímpano por un extremo (el otro extremo se apoya en la ventana del oído interno). También se distinguen ojos con dos párpados con una membrana lateral (nictitante). No se aprecia un olfato especialmente desarrollado, aunque sí existe capacidad para detectar el olor de los alimentos, gracias al órgano vomeronasal que se sitúa en el interior de las fosas nasales. También existen receptores táctiles dispersos por la piel, capaces de captar sensaciones de frío, textura, etc.
El tubo digestivo está básicamente constituido de las mismas partes que la mayoría de los vertebrados. El aparato excretor ya muestra alguna modificación importante, tal como la aparición de vejiga urinaria en el grupo de la subclase de los Anuros, así como la reducción de la longitud de los riñones.
La columna vertebral de los Anuros es más corta que en el resto de vertebrados. El esqueleto es óseo y cartilaginoso. Como en la mayoría de anfibios, respiran por pulmones, pero intensifican esa función mediante la absorción de oxígeno a través de la piel (aunque las larvas respiran por branquias).
Se reproducen por huevos, que depositan habitualmente en el agua, de donde saldrán las larvas o renacuajos, los cuales poseen cola hasta su fase de adulto, en que la pierden y aparecen las patas. Algunas especies de sapos incuban los huevos en bolsas que sitúan sobre sus patas, ejemplo del sapo partero, o en repliegues de la espalda, ejemplo de la rana americana. La fecundación es siempre externa.
Los Urodelos, también llamados caudados (en alusión a que poseen cola), son los conocidos como tritones y gallipatos (de hábitos acuáticos o espacios cenagosos), y salamandras (fundamentalmente de hábitos terrestres). Algunas familias de Urodelos disponen de pulmones escasamente desarrollados, conservando las branquias externas durante toda la vida, ejemplo de los llamados Nécturos yAjolotes americanos, y Proteos europeos. Poseen un cuerpo más o menos alargado, con extremidades anteriores tetradáctilas y posteriores pentadáctilas (éstas últimas están ausentes a menudo).
REPTILES
Los reptiles son Vertebrados amniotas (con embrión provisto de amnio o membrana que envuelve al feto), ypoiquilotermos (con incapacidad para regular la temperatura de su propio cuerpo). Aparecieron a finales del periodo Carbonífero superior (hace unos 280 millones de años), y fueron muy abundantes durante toda la era secundaria (hasta hace unos 65 millones de años).
Los reptiles presentan cuerpo de forma variable, generalmente recubierto con un exoesqueleto de escamas epidérmicas córneas, a veces con placas dérmicas óseas; las que cubren la cabeza (y en ocasiones otras partes del cuerpo), reciben nombres especiales que determinan habitualmente el tipo de especie. La piel carece de glándulas y puede presentar coloraciones muy variadas; en las tortugas y galápagos la piel es muy gruesa, transformándose en los escudos del caparazón.
El esqueleto de los reptiles está muy modificado con respecto a los anfibios. Por ejemplo, en los cocodrilos existe una separación entre vía digestiva y respiratoria por medio de un paladar óseo secundario. La anatomía interna también presenta modificaciones en relación con los anfibios, como una lengua con capacidad para realizar movimientos complejos, que les faculta además para airear y estimular el órgano vomeronasal encargado del olfato; en el caso de los saurios la lengua constituye un excelente órgano gustativo y táctil. Igualmente, se distingue un hígado y páncreas bien desarrollados. La musculatura está especialmente desarrollada en las extremidades adaptadas para la locomoción; éstas, salvo en las serpientes, son habitualmente pentadáctilos (poseen cinco dedos). En la mandíbula de determinados reptiles cobra importancia la presencia del hueso dentario. La cintura torácica se compone de: clavícula, interclavícula, precoracoides y coracoides; y la pelviana, de ilion, isquion y pubis.
La respiración de los reptiles es pulmonar; el aire penetra a la boca por los orificios nasales, sigue por la tráquea, que posee una tapa cartilaginosa (glotis), y llega a los pulmones a través de los bronquios.
Los reptiles no pueden recibir oxígeno a través de la piel, por eso disponen de pulmones bien desarrollados divididos en múltiples alvéolos, para conseguir una mayor efectividad de la función pulmonar. Los ofidios carecen de pulmón izquierdo o lo tienen muy reducido.
El corazón de los reptiles consta de tres cámaras (cuatro en el caso de los cocodrilos, que les facultan para una mejor separación de la sangre arterial y venosa); el aparato circulatorio es en general muy similar al de los anfibios. El aparato excretor lo constituyen dos riñones dorsales, cada uno de los cuales desemboca en un uréter de la vejiga; la orina es conducida a la cloaca a través de la papila urogenital. Una característica de la orina en las especies de ambientes secos es su concentración en ácido úrico, que les permite conservar el máximo de agua; contrariamente, las especies de ambientes acuáticos (como las tortugas) suelen excretar amoniaco.
El sistema nervioso de los reptiles, en comparación con los anfibios, destaca por poseer un encéfalo mucho más complejo. Los órganos sensitivos (ojos, oído, olfato y equilibrio) están bien desarrollados. El órgano vomeronasal, citado anteriormente, es exclusivo y complementa el sentido del olfato. Un sentido característico de algunos reptiles (serpientes) es el órgano de Jacobson, consistente en dos fosas que se sitúan entre los ojos y la nariz, y con capacidad para detectar las presas mediante el calor que emiten.
A excepción de algunos lagartos y tortugas terrestres herbívoros, la mayoría de reptiles son depredadores, algunos muy voraces y temibles, ejemplo de las serpientes constrictoras o los cocodrilos. Todos, a excepción de las tortugas, poseen dientes; en la cavidad bucal disponen de numerosas glándulas, especialmente las glándulas venenosas de los ofidios, cuya sustancia tóxica es capaz de desencadenar graves reacciones orgánicas y celulares que pueden desembocar en la muerte.
Los reptiles se clasifican en 6 subclases, de las cuales actualmente solo existen tres con representantes vivos:
Sinápsidos (Terápsidos y Pelicosaurios), ya extinguidos, algunos con espinas dorsales muy alargadas, y que dieron lugar a reptiles semejantes a los mamíferos.
Ictiopterigios (Ictiosaurios), ya extinguidos, depredadores, de cuerpo pisciforme (habitaban el medio marino) y con las extremidades en forma de aleta.
Sinaptosaurios (Plesiosaurios), ya extinguidos, con cuerpo de hasta 9 metros de longitud, cola y cuello largo, cuerpo compacto y cabeza pequeña; habitaban el medio marino.
Anápsidos (tortugas y galápagos).
Lepidosaurios (lagartos y serpientes)
Arquisaurios (cocodrilos).
Las aves son una clase de vertebrados amniotas (con embrión provisto de amnios o membrana interna que recubre el feto), de respiración pulmonar, y homeotermos (que mantienen la temperatura interna constante e independiente de la del medio ambiente).
El cuerpo de las aves tiene forma aerodinámica, y en el caso de las voladoras suele ser de reducido peso y tamaño; en las no voladoras se tiende a lo contrario, ejemplo del avestruz.
Constituyen uno de los grupos de animales, junto con los insectos y murciélagos, que han desarrollado la capacidad de volar y colonizado con éxito el medio aéreo. En su evolución, estos animales sufrieron notables modificaciones en las extremidades anteriores para convertirse en alas.
La piel de las aves está recubierta de plumas; estas formaciones de la epidermis tienen la misión de mantener la temperatura constante del cuerpo y servir como mecanismo de vuelo.ejemplo:
Una pluma típica presenta el cañón o parte córnea y hueca, el cálamo o zona basal perforada por donde se inserta en la piel, y un raquis o eje macizo de la pluma desde donde se ramifican las barbas; a su vez, de éstas se derivan las barbillas. El cuerpo está recubierto por las plumas coberteras, que son las mayores y colaboran en el vuelo; las remeras están en las alas, y las timoneras en la cola; también existen otras llamadas tectrices, más cortas y que sirven de protección térmica. Además de estas plumas, se distingue otra variedad muy fina llamada plumón. Una vez al año las aves mudan las plumas, siempre de forma gradual para mantener la regulación térmica. Las aves presentan en la base de la cola la glándula uropigial, la cual segrega una especie de cera que el ave esparce con el pico por todo el plumaje, haciéndolo impermeable y flexible.
La coloración del plumaje, que suele ser un carácter distintivo, es muy variable incluso en individuos de la misma especie; así, en algunas de ellas se da el dimorfismo sexual: los machos presentan colores muy llamativos y vistosos, especialmente en primavera coincidiendo con la época reproductora (despliegue del llamado plumaje nupcial), con objeto de atraer a las hembras, mientras que éstas apenas destacan para camuflarse mejor cuando están criando los pollos. La edad también suele distinguirse en el plumaje de muchas especies, diferenciándose los individuos jóvenes de los adultos por los distintos tonos que presentan.
La anatomía interna de las aves presenta modificaciones generalmente adaptadas y relacionadas con el vuelo. El cuerpo suele ser ligero, con un esqueleto de reducido peso; huesos huecos, largos y delgados. Las extremidades desarrollan una fuerte musculatura; el esternón se ensancha para dar así más superficie de inserción a los músculos del vuelo; el músculo pectoral está muy desarrollado y es fundamental para volar, se origina en el esternón y se inserta en el húmero. En el caso de las aves corredoras, también se distinguen músculos bien desarrollados en las patas.
El aparato digestivo consta de un pico carente de dientes (tragan el alimento sin masticar). La boca tiene un paladar secundario, lengua y la glotis. En mitad del esófago existe un ensanchamiento (el buche) donde se almacena el alimento temporalmente. El estómago (molleja) dispone de paredes fuertes y musculosas, con objeto de triturar el alimento que ingieren entero. El intestino es muy largo y finaliza en la cloaca a través del ano.
La fecundación es interna, mediante contacto de las cloacas; los machos disponen de dos testículos que finalizan en la cloaca a través de conductos separados; no poseen órganos copuladores, salvo en los avestruces y anátidas. La incubación de los huevos es llevada a cabo por uno o ambos progenitores, aportándoles calor con sus propios cuerpos hasta que nacen los pollos.
Aumento del tamaño del cuerpo, que les permitirá huir más fácilmente de sus posibles depredadores; también para obtener o capturar mejor el alimento.
Reducción del número de dientes, los cuales se irán adaptando y especializando a las características o régimen de alimentación, según sean carnívoros, herbívoros, insectívoros, etc., y por lo regular diferenciándose en incisivos, caninos, premolares y molares (véase el apartado sobre dentición de los mamíferos).
-Aumento del tamaño del cerebro, el cual crece igualmente en complejidad y capacidad intelectual. En el hombre y los primates, el encéfalo, o parte central del sistema nervioso que está encerrado en el cráneo, destaca muy especialmente por ser el más complejo y desarrollado.
-Mayor número de ambientes colonizados, pues como se ha dicho, se han extendido por todos los medios (preferentemente el terrestre), y colonizado todos los hábitats, desde los más fríos e inhóspitos hasta los más cálidos y desérticos.
-Aumento del tamaño y potencia de las extremidades, que se fortalecen y adaptan al tipo de marcha y también al tipo de alimentación (las cuatro extremidades o las dos inferiores, según el caso), sea para correr, saltar, asir, desgarrar, e incluso volar como sucede con los quirópteros, etc.
Especialmente en lo que se refiere a la locomoción, la estructura de las extremidades de los mamíferos sufrieron modificaciones según éstas precisaron adaptarse más o menos a la carrera. Pueden ser del tipo plantígrado, que apoyan toda la planta del pie al marchar (ejemplo del oso y los primates); digitígrado, que se apoyan únicamente sobre los dedos y por tanto con un resultado más eficaz en el momento de correr (ejemplo de los cánidos, como el zorro, perro, etc.); yungulígrado, que apoyan sólo la punta de los dedos revestidos por pezuñas (ejemplo de los perisodáctilos, como el rinoceronte).
Los mamíferos se caracterizan por poseer, generalmente, el cuerpo cubierto de pelo (ausente o muy reducido en unos pocos), glándulas mamarias, respiración pulmonar; labios móviles y la boca provista de dientes. Son habitualmente vivíparos (ovíparos en casos excepcionales), con tegumento dotado de glándulas sudoríparas y sebáceas. La cavidad general está dividida en otras dos cavidades (tórax y abdomen) separadas por un membrana llamada diafragma. El cuerpo se divide en cabeza, tronco y cola (ésta puede faltar en algunos grupos); el tronco presenta generalmente cuatro patas (en algunos casos están ausentes o reducidas) adaptadas a variados tipos de locomoción. Las extremidades, a diferencia de los reptiles, están dispuestos de tal forma que les permiten erguirse totalmente. También destaca en los mamíferos la existencia de pabellones auditivos externos (oído externo) de los que carecen el resto de vertebrados.
Las narinas (orificios nasales), así como la boca, suelen disponerse frontalmente en el rostro, en muchos casos alargado en forma de hocico. En esta zona también se distinguen en muchos grupos las denominadas vibrisas, consistentes en unos pelos largos con capacidad sensitiva. El tamaño de los mamíferos oscila entre los 4 cm. y los 35 m.
La piel de los mamíferos suele estar recubierta de pelos en la mayoría de ellos. En realidad, las faneras (tejidos córneos de la piel) son muy variadas en los mamíferos; se distinguen pelos, escamas córneas, cuernos; uñas, garras y pezuñas. La piel también alberga distintas glándulas: sebáceas, sudoríparas, olorosas y mamarias.
Pelos: Estas formaciones epidérmicas córneas tienen, fundamentalmente, una función de protección y termorregulación. En algunos grupos los pelos se han transformado en espinas autodefensivas, ejemplo de los puerco espines y los erizos.
La musculatura de los mamíferos, como sucede en las aves, presenta un mayor desarrollo en las extremidades, con adaptaciones al tipo de locomoción de que se trate. En los primates se distingue una especial capacidad de expresión facial gracias al desarrollo de los músculos del rostro, que les faculta para hacer gestos. En la mayoría de los mamíferos los músculos que se sitúan en la base de la dermis también tienen, entre otras, capacidad para producir movimientos de la piel, así como erizar los pelos.
El esqueleto de los mamíferos manifiesta transformaciones principalmente en el cráneo y extremidades, esto implica una estructura ósea muy variable dependiendo del tipo de locomoción del animal. En algunos casos presentan incluso un número de huesos reducido, especialmente en el caso de los dedos.
El esqueleto interno de los mamíferos, como en la mayoría de los vertebrados, está formado por piezas óseas unidas en las articulaciones. Se divide en tres regiones: la del cráneo (esqueleto de la cabeza), la del tronco (esqueleto axil o del eje), y la de las extremidades (esqueleto de brazos y piernas). Generalmente poseen 7 vértebras cervicales. El número de costillas que presenta la caja torácica es variable; así, mientras que unas se encuentran directamente unidas al esternón (las llamadascostillas verdaderas), otras lo están indirectamente (costillas falsas), y unas pocas no lo están (costillas flotantes).
En cuanto a la cintura pélvica, se encuentra configurada por el ilion, isquion y pubis; en el caso de los marsupiales se distinguen los llamados huesos epipúbicos, que tienen la misión de sujetar el marsupio.
En el sistema digestivo, comenzando por la boca, se distinguen transformaciones típicas de los mamíferos, tales como labios carnosos rodeando la boca con una función vital para las crías, como es la de mamar, en que se precisa ejercer la operación de cubrir eficazmente la glándula mamaria para facilitar la succión de la leche.
La cavidad bucal presenta una lengua musculosa y bastante desarrollada, cuya superficie alberga receptores sensitivos del gusto. En la boca también se produce la secreción de seis glándulas salivares para favorecer la deglución del alimento, y que además contienen unas sustancias que inician la digestión del almidón.
Sistema Circulatorio:
El corazón de los mamíferos, que posee cuatro cámaras, está rodeado por una membrana llamada pericardio. La circulación sanguínea es doble y completa, con un sistema arterial similar al de las aves, aunque en éstas el arco o cayado aórtico se sitúa en lado opuesto (el derecho). Entre los ventrículos y las aurículas existen válvulas reguladoras del caudal sanguíneo: el llamado mitral, entre el ventrículo y la aurícula izquierdos; y el tricúspide, entre el ventrículo y la aurícula derechos.
Las venas pulmonares desembocan en la aurícula izquierda, de donde sale la aorta. La arteria pulmonar parte de la aurícula derecha, y aunque a través de las arterias circula habitualmente sangre oxigenada, en el caso de la arteria pulmonar fluye sangre venosa; en ella desembocan la vena cava inferior, que recoge la sangre procedente de la región posterior del cuerpo; y la vena cava superior, que hace una función similar pero sobre la parte anterior.
En la vena cava superior, a su vez, desembocan las venas procedentes de la cabeza, tórax y extremidades superiores, tales como las venas subclavias obraquiales (extremidades superiores), yugulares (cuello), etc. En la vena cava inferior, por su parte, vierten las venas procedentes del abdomen y extremidades inferiores, tales como la vena hepática, las femorales, ilíacas, caudal, etc.
Sistema nervioso:
El sistema nervioso de los mamíferos está muy desarrollado, resultando el más complejo de todos los vertebrados. Destaca especialmente el encéfalo (que puede ser lisencéfalo o de superficie lisa, o girencéfaloo de superficie con circunvalaciones), y en él se distingue el neopalio o corteza cerebral, en donde se centralizan y coordinan todas las funciones motoras y sensitivas; en los primates y el hombre alcanza su máxima complejidad.
El cerebelo está igualmente muy desarrollado. Se distinguen numerosos receptores sensoriales por toda la superficie corporal que permiten captar la presión, frío, calor, dolor, etc.
En cuanto a los órganos de los sentidos, destacan el olfato y el oído como los más especializados; el olfato está muy desarrollado en la mayoría de mamíferos, los llamados macrosmáticos, en los cuales la agudeza olfativa predomina sobre otros sentidos, ejemplo de los carnívoros y ungulados (provistos de pezuñas). En el caso de unos pocos mamíferos, los llamados microsmáticos, esta capacidad olfativa es poco sensible o está muy devaluada, ejemplo de los primates o los que viven en el medio marino.
El oído es muy sensible; externamente presenta pabellón, oreja (éstos faltan en unos pocos mamíferos), y conducto auditivo externo. Internamente presenta el oído medio y oído interno. El oído medio consta de tímpano, trompa de Eustaquio, ventanas oval y redonda, y la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) encargados de transmitir las vibraciones al tímpano. El oído interno consta de lagena, cóclea yutrículo, éste es parte del laberinto membranoso del oído de donde salen los trescanales semicirculares del equilibrio.
Los ojos, por su parte, están dispuestos lateralmente (visión monocular), salvo en la gran mayoría de los primates que son frontales (visión binocular). En ellos se distinguen variadas estructuras accesorias, tales como párpados, pestañas oglándulas lacrimales.
Todas estas características hacen de los mamíferos unos animales dotados de unas pautas de comportamiento muy evolucionadas y complejas.
Aparato Respiratorio:
El aparato respiratorio está compuesto de faringe, laringe, tráquea, bronquios, bronquiolos y pulmones. Como en muchos vertebrados, pero sobre todo en los terrestres que pueden vivir fuera del agua, los mamíferos utilizan pulmones para realizar el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre el aire inspirado y la sangre venosa; éstos se encuentran rodeados por una membrana, la llamada pleura, y divididos en alvéolos y lóbulos ampliamente vascularizados donde se realiza el intercambio gaseoso.
Los pulmones (generalmente dos en los mamíferos) se encuentran bien desarrollados (al contrario de lo que sucede con las aves, en los mamíferos no existen sacos aéreos). Estos órganos se comunican con la cavidad bucal a través de la laringe, la cual se encuentra dotada de un órgano fonador consistente en unas piezas cartilaginosas capaces de producir sonidos. En la boca existe un paladar secundario encargado de separar en su totalidad los aparatos respiratorio y digestivo.
El aparato excretor de los mamíferos está compuesto por riñones complejos (metanefríticos), formados por las cápsulas suprarrenales (encargadas de elaborar las hormonas corticosteroides), médula (parte más interna), corteza, y la pelvis renal(una cavidad en forma de embudo que desemboca en los uréteres).
Los uréteres van a parar a la vejiga urinaria, o bolsa en donde se almacena la orina hasta que es expulsada al exterior mediante la uretra. En los machos la uretra es además un órgano genital (está dentro del pene u órgano copulador).
El aparato reproductor de los mamíferos consta, en el caso de las hembras, de ovario, oviducto, útero y vagina. En el caso de los machos, de un pene copulador y testículos (gónadas masculinas), éstos encerrados y suspendidos en el escroto; al contrario que en los demás animales, en los mamíferos los testículos se sitúan en el exterior del organismo.
La fecundación se realiza internamente; el huevo fecundado (que ocurre en la zona media de las trompas de Falopio) se implanta y desarrolla en la pared del útero, en una operación llamada anidación, generalmente con una fijación placentaria que le permitirá nutrirse comunicando la sangre de la madre y la del embrión.
Vita Bibliografica: http://www.natureduca.com/zoo_cordados_mamif1-2-3-4.php
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